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La realidad demográfica y el envejecimiento acelerado de nuestra sociedad es un reto pendiente de abordar que se ha hecho
más apremiante como consecuencia de la pandemia, además de ratificar la defensa de unas pensiones públicas dignas.

El aumento de la esperanza de vida constituye una buena noticia, un desafío y una oportunidad para la sociedad vasca. El reto
demográfico y la emergencia de una nueva etapa vital entre la edad de jubilación y los 75-80 años como horizonte actual de la
esperanza de vida saludable, reclama una nueva forma de mirar a las personas mayores como ciudadanos y ciudadanas activas
y protagonistas de su destino. En este sentido, la prevención de las situaciones de dependencia, la promoción de la autonomía
personal y el talento de las personas mayores, cobran una especial relevancia para que éstas puedan seguir desarrollando una
vida lo más activa, plena e integrada en su entorno con los apoyos adecuados a su situación.